Arkhé y kratos

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“Al poder no se le divide, se le enfrenta”

Miguel Anxo Bastos Boubeta

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La palabra griega arkhé se traduce como principio u origen. Pero no en plan cualquier principio de cualquier cosa. No. En plan principio original, el origen de todo. Y, puesto que el todo está ordenado y antes sólo había caos, el arkhé es el principio ordenador de la realidad.

O sea, el arkhé es lo que hace que del caos surja el orden Y a la vez es el orden en sí mismo.

La palabra griega kratos significa poder. De hecho, en la mitología griega, Kratos era la personificación de la fuerza y poder masculinos (volveremos a la mitología y a Kratos en un rato, que sé que os mola).

De arkhé y kratos se han derivado dos sufijos con cierta relevancia para la ciencia política: -arquía y -cracia.

Y el caso es que se usan bastante indistintamente. Hablamos de monarquía cuando hablamos del poder que ejerce una única persona. Hablamos de democracia cuando hablamos del poder que ejerce el pueblo. Y hablamos de anarquía y acracia indistintamente.

Pero cabe hacer una lectura más refinada.

Cabe diferenciar entre los principios ordenadores de la sociedad y las formas de ejercer el poder.

En este sentido, habría que distinguir monarquía y monocracia. Demarquía y democracia. Aristarquía y aristocracia. Y así con todo.

La diferencia es sutil, pero importante, y, tirando del bueno de Taleb, creo que se entenderá mejor si recorremos la vía negativa. ¿Y cuál es la vía negativa? Lo que lleva el prefijo a-. Esto es, anarquía y acracia.

Insisto en que estos dos conceptos se han utilizado indistintamente y que la RAE los considera casi sinónimos (anarquía es la ausencia de poder público o la supresión del poder gubernativo y acracia es la supresión de la autoridad/poder).

En cambio, dada la distinción, habría que considerar que, aunque acracia sí significa la supresión o la ausencia de cualquier tipo de poder, la anarquía, no. Ésta sólo implicaría la ausencia de principio ordenador de la sociedad.

Ojo, que la diferencia es sutil y si no tenéis 300 de CI como yo os lo vais a perder:

En la anarquía puede haber poder (y, de hecho, no puede no haberlo). Lo que no hay es un ordenamiento del que surja éste. Por lo tanto, puede surgir cualquiera, porque no hay reglas ni normas que describan qué poder debe instituirse.

De una anarquía pueden surgir monocracias, aristocracias, democracias…

Cabe considerar que las -arquías son generales, abiertas, culturales, compartidas por el grupo social. Las -cracias son concretas, cerradas, partidistas, compartidas por el grupo de interés. Las -arquías son ideas, las -cracias son hechos (actuales o potenciales).

Las -arquías podemos entenderlas como reglas para el partido. Las -cracias podemos entenderlas como los equipos que lo juegan.

Y el único partido que no está amañado es el de la anarquía, puesto que en cualquier otro caso no puede surgir un kratos contrario al arkhé.

Se podría pensar: Pero de una monarquía puede surgir una democracia si la monocracia que se establece decide transformarse en democracia.

No.

Te perdiste.

No tienes 300 de CI.

La -arquía es una idea amplia, general y ordenadora de la realidad compartida por el grupo. Si hay monarquía, habrá monocracia, porque el propio demos no permitiría que se estableciese una democracia.

Y si, a pesar de esa oposición (al fin y al cabo, no deja de ser el kratos), esa monocracia lograse instituir una democracia, el pueblo acabaría votando (o levantándose en armas, el procedimiento es lo de menos) por volver a la monocracia, porque de lo contrario no hay orden sino caos.

O eso, o la tenencia del poder se hace tan agradable que se produce un cambio en ese principio ordenador de la realidad y se extiende la demarquía, en cuyo caso será lo mismo, pero al revés.

Obviamente esto último será más fácil si el monócrata instituye una democracia que si instituye una aristocracia, por motivos obvios (si me has seguido hasta este punto). Pero, en cualquier caso, este ya es un tema secundario.

También es secundario el hecho de que, por todo lo anterior, llamar monarquías a lo que había en la Edad Media sea un error. Pero no quería quedarme sin decirlo.

Volvamos un momento a la mitología:

Kratos fue quien ayudó a Hefesto (la tecnología –nada es casual en la mitología) a encadenar a Prometeo y castigarle cuando éste se atrevió a robar el fuego a los dioses para hacer a los hombres libres.

Es bonito. El poder está ligado al sometimiento del hombre.

El hombre libre no quiere someterse a un kratos. El hombre libre e inteligente sabe que no puede no someterse a un kratos y que eso es una putada.

Y, ya que no podemos no someternos a un kratos, lo mejor que podemos hacer es trabajar por extender el arkhé que más opciones nos dé y que más obligue a pujar a la baja a los distintos kratos en cuanto a sometimiento se refiere.

Y, paradójicamente, ese arkhé es el no-arkhé.

O sea, la anarquía.

Pero hay una paradoja mayor: Para que el poder nos someta lo menos posible debemos sacrificar el orden y dar rienda suelta al puro poder.

Renunciar a que haya reglas de juego.

Si no hay reglas, ningún equipo puede ganar.

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